
Los últimos avances en el desarrollo de las energías renovables o el autoconsumo eléctrico, por citar algunos ejemplos, no serían posibles sin la existencia de acumuladores eléctricos, dirigidos a posibilitar el almacenamiento de la energía generada, para que esta pueda ser utilizada cuando realmente se necesita.
En este sentido, si bien los últimos cambios normativos en materia de autoconsumo contemplan la posibilidad de proceder al volcado del excedente energético generado por estos sistemas en la red eléctrica, los acumuladores eléctricos siguen gozando de una extraordinaria vigencia, sobre todo en aquellas instalaciones que se encuentran en lugares aislados o con unas menores posibilidades de acceso a las infraestructuras de distribución energética de nuestro país.
Por eso, desde Eres Energía queremos aprovechar este espacio para resolver tus dudas sobre este aspecto, con el fin de que entiendas a la perfección su funcionamiento y potencial de uso.
¿Qué es y cómo funciona un acumulador eléctrico?
Cuando se habla de acumuladores eléctricos se está haciendo referencia a aquellos dispositivos que han sido diseñados específicamente para el almacenamiento de la energía procedente de sistemas orientados exclusivamente a su generación, como es el caso de las placas solares, con el fin de permitir que esta no tenga que ser utilizada conforme se produce, sino cuando realmente es necesaria.
El funcionamiento de los acumuladores eléctricos se asemeja bastante al que podemos observar en el caso de las pilas o baterías recargables, aunque en función de los distintos tipos de acumuladores eléctricos, que comentaremos más adelante, cada uno de ellos presentará una estructura propia y diferencial.
¿Qué tipos de acumuladores eléctricos puedes encontrar?
En la actualidad, podemos encontrar diferentes categorías de acumuladores eléctricos, atendiendo principalmente al tipo de energía renovable que tiene la capacidad de almacenar dicho dispositivo:
Acumulador eléctrico fotovoltaico; se trata de aquellos dispositivos diseñados para el almacenamiento de la energía procedente de paneles solares fotovoltaico. Estos dispositivos han perdido cierta vigencia, gracias, como hemos comentado, a la posibilidad de volcado a la red eléctrica, aunque siguen siendo muy útiles en caso de instalaciones aisladas.
Acumulador eléctrico térmico; estos dispositivos tienen la particularidad de aprovechar la acumulación de energía para la generación de calor (o energía térmica), con el fin de que esta pueda ser utilizada en los sistemas de climatización en hogares o instalaciones industriales.
Acumulador hidráulico; estos dispositivos, a diferencia de los anteriores, se basan en la acumulación de la energía hidráulica en un depósito que contiene habitualmente gas de hidrógeno, incrementando la presión de este hasta que se produce energía a partir de su compresión, por lo que, dada su complejidad, su utilización se suele limitar a puntos de suministro industriales.
¿Cuál es la principal aplicabilidad de un acumulador eléctrico?
Como se ha comentado anteriormente, la principal función de estos sistemas radica en posibilitar el almacenamiento de la energía generada a través de fuentes de energía principalmente renovables, para su utilización posterior, ya sea a nivel doméstico o industrial.
En este sentido, el potencial de almacenamiento de los acumuladores eléctricos y su funcionalidad dependerán, como es lógico, de su tamaño y capacidad, ya que podemos encontrar desde acumuladores eléctricos portátiles, como puede ser el caso de los cargadores externos de baterías para móviles, hasta sistemas de gran tamaño que permiten la recarga de coches eléctricos o el suministro de la energía eléctrica necesaria para el funcionamiento normal de una vivienda.