
En Eres Energía somos plenamente conscientes de la importancia que tiene la contención de los gastos tanto a nivel doméstico como en relación a la obtención de unos mayores beneficios para tu negocio, y en concreto en relación a los gastos de suministro asociados a tu consumo de luz, agua, telefonía o gas.
Por eso, hoy queremos mostrarte en qué casos es preferible optar por una tarifa eléctrica fija y cuándo será conveniente elegir, por el contrario, una tarifa indexada.
¿Cuándo optar por una tarificación eléctrica fija?
Como sabes, las tarifas eléctricas fijas, ya sean con o sin discriminación horaria, se basan en la determinación de un precio concreto por kWh para la determinación del coste de tu consumo, durante las 24 horas del día o aplicable en los distintos tramos horarios, que será conocido con antelación y que no sufrirá ningún tipo de variación durante el periodo de vigencia del contrato.
A la hora de optar por este tipo de tarificación eléctrica para tu hogar o empresa, debes tener en cuenta que será muy recomendable siempre que tu consumo energético se caracterice por los siguientes aspectos:
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Realizas un consumo eléctrico estable y previsible a lo largo de los 12 meses del año y, en líneas generales, durante los mismos intervalos horarios del día.
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Consideras preferible no estar expuesto a fluctuaciones en el precio derivadas del aumento o descenso de la demanda y de variaciones en el coste de suministro eléctrico debido a factores ambientales o atmosféricos.
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Deseas disponer de una factura mensual lo más simple posible, en la que conocerás previamente el precio del kWh, permitiéndote así poner en práctica políticas de ahorro orientadas a la mejora de la eficiencia energética en tu vivienda o centro de trabajo.
¿Cuándo optar por una tarificación eléctrica indexada?
La tarifa indexada se basa, a grandes rasgos, en el establecimiento del precio por kWh en función del coste al que ha adquirido la electricidad la empresa comercializadora en el mercado mayorista, y que, por tanto, está sujeto a fluctuaciones a lo largo del año, o en distintas franjas horarias del día.
La elección de este sistema de tarificación variable puede suponerte un gran número de ventajas, siempre que te veas reflejado en alguno de los siguientes supuestos:
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Eres consciente de que el gasto energético de tu vivienda o la actividad de tu empresa está sujeta a una elevada estacionalidad a lo largo del año, concentrando tu consumo durante un periodo bastante concreto o en el que el coste por kWh suele ser inferior.
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Consideras que puedes obtener un mayor ahorro en tu factura al disponer de un precio variable, que además suele ser más bajo en aquellos intervalos temporales en los que, precisamente, realizas un mayor consumo eléctrico.
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No te importa recibir una factura eléctrica que, a priori, es más compleja de comprender, siempre que esto suponga unas mayores posibilidades de ahorro en términos de suministro eléctrico.