
Uno de los aspectos que más se puede destacar del comportamiento de nuestra sociedad actual en su conjunto, marcada por los efectos de la globalización y el extraordinario desarrollo de las nuevas tecnologías, reside en el interés de la población por aquellas propuestas dirigidas específicamente al establecimiento de una economía colaborativa.
En base a esta realidad, hoy vamos a centrar nuestra atención en destacar la existencia de iniciativas relacionadas por el desarrollo de una energía colaborativa.
El desarrollo de proyectos basados en la energía colaborativa radica en la idea de establecer los cauces necesarios para compartir la energía que se produce de forma individual, a través del autoconsumo eléctrico, para que sea aprovechada por otros usuarios.
Por tanto, el fomento de la energía colaborativa parte de la idea de crear comunidades de usuarios, o cooperativas, que sean capaces de producir, distribuir y compartir la energía que ellos mismo generan y que, como es lógico, tendrá su origen exclusivamente en fuentes de energía totalmente renovables.
Diversos estudios realizados en otros países de Europa, como es el caso de Alemania, afirman que un correcto desarrollo de la energía colaborativa podría dar lugar a la generación de un tercio de las necesidades de suministro que necesitan los distintos estados en su conjunto.
No obstante, sería fundamental crear una red de distribución y transporte de la energía diferenciada de la que actualmente gestiona Red Eléctrica Española, o realizar los cambios necesarios para utilizar esta misma red a través de un sistema que sea viable para ambas partes.
Aun así, si tenemos en cuenta los objetivos marcados por la Unión Europea para el desarrollo de una necesaria transición energética que tendrá como fecha límite el año 2030, no cabe duda de que esta es una de las medidas que puede potenciar un desarrollo espectacular, y exponencial, de este tipo de fuentes de energías en nuestro país, contribuyendo así al cumplimiento de los objetivos fijados para nuestra economía y, sobre todo, fomentando una transformación que nos permita avanzar, a todos los niveles, hacia un modelo energético en el que su piedra angular esté basada en la obtención de una energía más limpia, no contaminante y responsable con el medio ambiente.